viernes, 19 de noviembre de 2010

El "Día-D": La Mayor Invasión de la Historia. 1ª parte: afrontar el desembarco

Golfo de Normandía. Calais se encuentra en la esquina superior derecha

El 6 de junio de 1945, 195.700 soldados americanos, 97.000 británicos y 75.000 canadienses saltarían a las playas de Normandía contra el Muro Atlántico de Hitler, situado por toda la línea de costa del Canal de la Mancha, y formado por diversos búnkeres y torreones de cemento, armados con baterías de cañones de larga distancia y ametralladoras MG42, y defendido en ese área por unos 50.000 veteranos alemanes del Frente Oriental, que a pesar de su experiencia, no pudieron evitar quedar aterrados ante el número de embarcaciones enemigas que se aproximaban a sus playas. 

Esta es una crónica de la "Operación Poseidón", el "Día- D" y prólogo de la aún mayor "Operación Overlord", la Batalla por Normandía, que pondría en tierra francesa a aproximadamente 3.000.000 de soldados aliados, y que tenía por objetivo la liberación de París.

Situación de la costa durante la invasión

El desembarco se había repartido entre los aliados en 5 playas: de oeste a este, Utah y Omaha para los americanos, Gold para los británicos, Juno para los canadienses y Sword también para los británicos. La planificación y el asalto corrían a las órdenes del General Dwight D. Eisenhower (más tarde presidente de EE.UU.), y era liderado en tierra por el británico Bernard Law Montgomery y el americano Omar Bradley. En un principio el puesto de este último iba a ser ocupado por George S. Patton, pero un problema disciplinario en la campaña italiana hizo que perdiese su puesto a favor de Bradley, que por aquel entonces era su subordinado. Aún así, Patton acabaría teniendo un papel de vital importancia en la Batalla, aunque de momento debía perderse el desembarco y conformarse con dirigir una de las estrategias de distracción: comandar un ejército de juguete (tanques y cañones inflables, y tiendas de campaña vacías) en el norte de Inglaterra, para hacer creer a los alemanes que iban a desembarcar por el paso de Calais y desviar la atención del verdadero ejercito reunido en el sur de la isla.
Erwin Rommel, el "Zorro del Desierto", comandaba al ejército nazi, y ante la amenaza de desembarco cubrió la costa atlántica francesa, ya de por sí segura por el cordón de fortificaciones, con 20.000 minas antipersona, aunque al final menos de la mitad acabarían siendo útiles.

Uniforme de infante alemán

Rommel era uno de los pocos oficiales que aún gozaban de la confianza del führer tras el fracasado atentado de la "Operación Valquiria", en un momento en el que las sospechas volvían complicadas las relaciones entre los miembros de la cúpula nazi, lo que los desorganizó totalmente a la hora de responder a la estrategia aliada. Y es que el éxito del "Día-D" dependía en gran medida del factor sorpresa, ya que la situación a la hora de desembarcar era de abrumadora inferioridad táctica. Por lo que los aliados recurrieron a diversas estratagemas, como la de la invasión de Calais por el ejército falso (que Hitler creía firmemente debido al respeto que sentía por Patton), o los informes del agente doble español Juan Puyol, que aseguraban que la invasión aliada vendría desde Italia. La más curiosa de todas tal vez fuese el uso de aviones C-47 para bombardear, trazando círculos, trocitos de papel de aluminio sobre determinadas zonas marítimas, lo que era interpretado por los radares alemanes como una gigantesca flota en movimiento. Para evitar las represalias aéreas, los internacionales y la resistencia francesa recurrieron astutamente al bombardeo y sabotaje de todos los aeródromos del norte francés durante las semanas anteriores, lo que obligó a la aviación alemana a despegar desde el sur, con lo que no pudieron llegar a tiempo para evitar el desembarco. 

El "Día-D": La Mayor Invasión de la Historia. 2ª parte: una victoria indiscutible

Así, en la noche antes del día 6, un batallón aerotransportado británico aterrizaba sigilosamente y tomaba con éxito el puente "Pegaso" (cerca de Caen), mientras otro americano hacía lo propio con un pequeño pueblo llamado Ste. Mere Eglis. Ambas eran rutas clave de acceso al golfo normando, y lo defendieron durante todo el desembarco de las tropas alemanas, que trataban de usar la estrategia del contraataque en pinza para detener la incursión. Pocas horas más tarde, justo antes de que el sol saliese y los barcos llegaran, los bombarderos aliados que habían salido de Inglaterra alcanzaban la zona, y comenzaron a atacar las defensas alemanas, muchas de las cuales quedaron completamente neutralizadas tras el destructivo envite. Aún con esto, tal vez haya algo que empañe aquel movimiento, y es que como los cañones se situaban a unos diez kilómetros de la playa para evitar que fuesen alcanzados por las artillería de los barcos enemigos, estos aviones bombardearon también el interior de la región, y se especula con que tal vez alguno esos ataques fuese el responsable de las bajas en las tropas de paracaidistas que defendían los accesos. 


Comando británico

Paracaidista americano

A pesar de que las tropas nazis habían sido aisladas y reducidas, aún contaban con suficientes efectivos y armas para defender su posición. Unas de ellas eran unos cinco o seis cañones franceses robados por los alemanes durante la invasión de Francia, y situados en Pointe du Hoc, un cabo entre la playa de Utah y la de Omaha. La difícil misión de tomar aquel acantilado para destruir la artillería y evitar así que dificultase el desembarco en las playas americanas recayó sobre el 2º Batallón Ranger. A las 7 de la mañana, justo antes de la batalla, los 225 soldados de aquel gupo salían de los acorazados rumbo al objetivo; pero la marea desvió mucho su ruta y al maniobrar para corregirla, el sol salió y quedaron expuestos a los guardianes de los fuertes, que no dudaron en disparar primero. Después de alcanzar finalmente el risco, tuvieron que escalarlo, matar a todos los nazis que lo defendían y tras hacerse con las baterías, mantener a pesar de los contraataques enemigos la posición entre las dos playas americanas hasta la llegada de refuerzos desde Omaha. Al ser esta la playa donde desembarcar fue más difícil (más tarde se la conocería como "Bloody Omaha", con 6.000 muertos y 15.000 heridos), cuando los refuerzos por fin llegaron, solo quedaban 90 hombres en pie.

El resto de playas no fueron tan duras de tomar. Los nidos de ametralladoras alemanas sobre las torretas eran el enemigo más temible de las fuerzas aliadas, que debían afrontar su interminable descarga corriendo por la arena mojada en zigzag mientras sorteaban las balizas de seguridad. Aún con esto, se logró alcanzar el pie de los fortines y dinamitarlos con éxito, gracias a la excelente planificación y sincronización del desembarco; pues la victoria dependía de que se cumpliesen los objetivos de cada una de las tácticas puestas en marcha, sin excepción. Lo único reprochable en el desarrollo de los acontecimientos fue la toma de Caen, asignada a Montgomery para realizarse inmediatamente después del desembarco, y que por su indecisión se prolongó durante tres días, en los que murieron cientos de británicos ante los poderosos tanques alemanes "Pantzer".

Tras lograr la victoria y asentarse en las playas, a los millones de soldados aliados les tocaba comenzar a avanzar hacia el sur, hasta afianzarse en la ciudad de St. Lô, desde la cual se procedería a dirigir la liberación francesa; pero para alcanzar ese puesto primero debían atravesar el llamado Bocage de Normandía: una tierra de colinas surcadas por altos setos y tierras de cultivo, impracticable para los tanques, y donde los nazis esperaban escondidos con toda clase de trampas. Pero esa, es otra historia.